miércoles, 1 de abril de 2009

SIMPLEMENTE, MARÍA

No tengo idea por qué la gente contorsiona la cara cuando digo mi nombre.
-"Buenas, fotocopias de este libro, capítulos uno al quince"
-"Regio. ¿Tu nombre?"
-"María"
-"¿María solo?"
-"Si, María solo. Si fuese María Laura, te diría María Laura. Lo mismo si fuese María Pía, o María del Carmen"
-"Jaja, listo, pasalo a buscar el viernes."
De veras, no entiendo por qué cuernos ríen. Te lo estoy diciendo con fastidio, con ganas de romperte el local contenidas y vos te reís, buscando complicidad. De mi no la vas a obtener.
Entienden a qué voy con esta perorata. ¿Por qué buscan un segundo nombre, un acompañamiento a mi apelativo?, ¿no les basta con María?, ¿les parece poquito?.
A mi no me parece poco; es más, creo que mi nombre es lo suficientemente holgado para que haya otro. Y llenar un nombre corto (y común, si te gusta) como el mío, es una tarea muy noble.
A mi, con llenar María, me alcanza. Y listo el pollo.